Source text in Italian | Translation by Elisabetta Contigiani (#37751) |
[...] Il drago fu felice di rivederlo [il bambino] e per l’occasione fece un sibilo che spaventò a tal punto i tanti che lo attorniavano che scapparono via tutti a gambe levate. Naturalmente il bambino non era fuggito. E allora il drago, divenuto triste, gli confessò la sua confusione. “Non sono più io: non so più chi sono”, gli disse. E una grossa lacrima gli stava scendendo dagli occhi, non più lucenti, ma divenuti opachi e acquosi. “Tu mi hai fatto riflettere sui miei comportamenti. E’ vero, io non sono cattivo. E non voglio esserlo. Ma comportandomi da cattivo, prima, ero riconosciuto. La gente aveva paura di me, della mia forza, del mio fuoco, dei miei sibili. Non mi si avvicinava. E mi rispettava. Ora, invece …” Il bambino sentì il dolore del drago. “Ora invece…?” “Mi vergogno a dirlo. Ma l’altro giorno, addirittura… un ragazzo mi si è avvicinato. E poiché io continuavo ad apparire buono e tranquillo, mi ha tirato la coda. E un altro cercava di infilarmi le dita nelle narici, da dove un tempo emettevo fuoco. E poi c’è chi giocherella con le ali, provando ad aprirmele quando io le ho chiuse per riposare. Insomma, ormai tutti mi prendono in giro, dicono che non faccio paura a nessuno…”. [...] | […] El dragón fue feliz de verle [el niño] y en esa ocasión emitió un silbido que asustó a todos los que lo rodeaban, que se fueron como el alma que lleva el diablo. Por supuesto, el niño no se fue. Y entonces el dragón, vuelto triste, confesó su confusión. “Ya no soy yo: ya no sé quién soy”, dijo. Y una gran lágrima bajó de sus ojos, ya no brillantes pero vueltos, opacos y acuosos. “Tú me has hecho reflexionar sobre mis actitudes. Es verdad, yo no soy malo. Y no quiero serlo. Pero actuando de malo, antes, era reconocido. La gente tenía miedo de mí, de mi fuerza, de mi fuego, de mis silbidos. No se acercaba. Y me respetaba. Ahora, en cambio …” El niño percibió el dolor del dragón. “¿Ahora, en cambio …?” “Me avergüenzo decirlo. Pero el otro día, incluso … Un chaval se me acercó. Y ya que sigo pareciendo bueno y tranquilo, me tiró la cola. Otro intentaba meterme los dedos en la nariz, de donde, hace tiempo, emitía fuego. Y después hay quien juguetea con mis alas, intentando abrirlas cuando yo intento cerrarlas para dormir. Entonces, ahora todos se burlan de mí, diciendo que no asusto a nadie … ". […] |